Cuando escuchamos las palabras de Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor,” recordamos un llamado que trasciende culturas, generaciones y lugares. Es un llamado a abrazar la santidad bíblica, una santidad que transforma nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean. En Mission 216, esta Escritura constituye el núcleo de nuestra misión mientras buscamos reflejar el amor y la verdad de Dios en el lado oeste de Cleveland, nuestra “Tierra”.
Nuestra comunidad, rica en cultura y valores latinos, considera la fe como una parte central de la vida diaria. Para nosotros, “sin santidad no se verá a Dios” no es solo una frase; es una verdad por la que vivimos. La santidad en nuestro contexto es más que una búsqueda individual; es una invitación a llevar la presencia de Dios a cada rincón de nuestras vidas y vecindarios. No se trata de perfeccionarnos a nosotros mismos, sino de encarnar el carácter de Dios en cada relación, decisión y alcance.
A medida que profundizamos en lo que significa buscar la santidad, encontramos fuerza en Levítico 11:44, donde Dios dice: “Sean santos, porque yo soy santo”. Este llamado nos recuerda que la santidad no es opcional sino esencial. Se trata de alinearnos con el carácter de Dios, abrazando su amor, pureza y justicia. A través de Mission 216, trabajamos para hacer visible este llamado, sirviendo como faros de esperanza y luz en los vecindarios en los que servimos. Nos esforzamos por llevar la santidad bíblica a las calles del Westside de Cleveland, para que nuestros vecinos puedan ver que Dios no está distante sino vivo y presente entre nosotros.
Pero, ¿cómo se ve esto en la práctica? En Santiago 1:27 leemos que “la religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo”. Para nosotros, la santidad bíblica no consiste en vivir aislados, sino en servir activamente a nuestra comunidad. A través de Mission 216, nos acercamos a quienes se sienten olvidados, ofrecemos compasión a los necesitados y protegemos nuestros corazones de las promesas vacías del mundo. Nuestra misión es dar vida a la Palabra de Dios de maneras tangibles y prácticas que satisfagan necesidades reales y toquen vidas reales.
Encontramos esperanza y fortaleza en la oración de Jesús en Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. A través de esto, reconocemos que la verdadera santidad no se encuentra solo en el esfuerzo humano, sino que tiene sus raíces en la verdad de la Palabra de Dios. Al llevar el mensaje de santidad de las Escrituras a la Tierra, permitimos que Su Palabra nos guíe, nos dé forma y nos purifique. Nuestros vecindarios se transforman a medida que difundimos esta verdad, llevando luz a lugares oscuros y paz donde hay agitación.
A través de Misión 216, la santidad bíblica se convierte en algo más que un viaje personal; es una misión comunitaria, una búsqueda compartida del Reino de Dios aquí en la Tierra. No solo predicamos la santidad; nos esforzamos por vivirla, dejando que nuestras acciones y nuestras vidas sean un reflejo del amor, la justicia y la misericordia de Dios. Nuestra oración es que, a medida que buscamos la santidad, otros en la Tierra vean y experimenten la presencia de Dios entre nosotros.
Caminemos juntos este camino, llevando la Palabra de Dios como nuestro fundamento y Su amor como nuestra estrella del norte. Que la Tierra, los vecindarios, las familias y las calles del oeste de Cleveland, cambien para siempre a medida que difundimos la santidad bíblica a través de Mission 216. Y que, al perseguir esta visión, nos convirtamos en un testimonio viviente del poder de un Dios santo y amoroso que trabaja a través de Su pueblo.
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